product
7121563Biomorfoshttps://www.gandhi.com.mx/biomorfos-1230008577597/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/6671687/image.jpg?v=638684688079570000143143MXNGandhiInStock/Ebooks/6787769Biomorfos143143https://www.gandhi.com.mx/biomorfos-1230008577597/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/6671687/image.jpg?v=638684688079570000InStockMXN99999DIEbook20241230008577597_W3siaWQiOiJkOTU3NDc0ZS05ZDMxLTQ3N2YtYTdhMS0yMjYwNTEwMWYwMGIiLCJsaXN0UHJpY2UiOjE0MCwiZGlzY291bnQiOjAsInNlbGxpbmdQcmljZSI6MTQwLCJpbmNsdWRlc1RheCI6dHJ1ZSwicHJpY2VUeXBlIjoiSXBwIiwiY3VycmVuY3kiOiJNWE4iLCJmcm9tIjoiMjAyNC0xMi0wM1QxMzowMDowMFoiLCJyZWdpb24iOiJNWCIsImlzUHJlb3JkZXIiOmZhbHNlfV0=1230008577597_<p>Prólogo: El Mundo Era Nuestro</p><p>El mundo era nuestro. Cada rincón del planeta parecía estar al alcance de nuestras manos, dominado por nuestra voluntad y nuestras invenciones. Desde las metrópolis iluminadas que nunca dormían hasta los mares explorados por máquinas intrépidas, habíamos construido un imperio sobre la naturaleza, confiados en que nuestra supremacía no tendría fin. El futuro no era solo un horizonte distante, era una certeza luminosa.</p><p>La humanidad vivía en la cúspide de sus logros. La inteligencia artificial no solo trabajaba para nosotros, sino que empezaba a entendernos; las enfermedades que una vez devastaron generaciones estaban a un paso de ser erradicadas; e incluso las estrellas, con su inmensidad indiferente, parecían inclinadas a ceder ante nuestra ambición. Pero detrás de cada victoria, se escondía un vacío que ninguno de nosotros reconoció a tiempo: nuestra fragilidad.</p><p>Todo cambió el día que llegaron ellos. Una presencia extraña, imposible de ignorar, que reescribió las reglas del mundo en un instante. Su llegada no fue precedida por señales claras ni advertencias celestiales. No hubo discursos ni mensajes. Solo aparecieron, como si hubieran estado aquí desde siempre, aguardando el momento perfecto para surgir. Los llamamos biomorfos, aunque ese nombre no alcanzaba a capturar la esencia de lo que realmente eran.</p><p>No tenían forma fija ni un lenguaje que pudiéramos comprender. Eran criaturas sin rostro, de una sustancia indefinida, oscilando entre lo líquido y lo sólido, que absorbían la luz y el calor a su paso. Donde se movían, la vida parecía marchitarse, y el tiempo mismo se volvía denso, como si el universo les temiera. No eran invasores en el sentido convencional; no querían nuestros recursos ni buscaban establecer contacto. Su sola existencia era una declaración: este mundo ya no nos pertenecía.</p><p>Las preguntas fueron inútiles. ¿Eran un producto de la Tierra, nacidos de sus abismos oscuros? ¿O eran viajeros de otros mundos, trayendo consigo un propósito incomprensible? ¿Tal vez eran algo peor: un eco de un universo paralelo, una realidad que se superponía con la nuestra? La humanidad buscó respuestas, pero los biomorfos no daban explicaciones. Simplemente existían, y en su existencia, nuestra soberanía fue arrancada.</p><p>Los gobiernos colapsaron con rapidez alarmante. Las estructuras sociales que mantenían nuestro mundo unido se derrumbaron como castillos de naipes. Aquellas ciudades que alguna vez desafiaron las estrellas fueron reducidas a escombros en cuestión de días. Donde había rutas transitadas y voces de multitudes, ahora solo había silencio y escombros. El planeta, que parecía tan pequeño bajo nuestros pies, de repente se volvió vasto y hostil.</p><p>Intentamos luchar, como siempre lo habíamos hecho frente a lo desconocido. Pero nuestras armas, nuestras estrategias, incluso nuestra tecnología más avanzada, no tuvieron impacto alguno. Era como intentar apagar un océano con una chispa. La humanidad, con toda su arrogancia acumulada a lo largo de milenios, fue reducida a la impotencia. Los biomorfos no luchaban. No necesitaban hacerlo. Simplemente persistían.</p><p>Lo que antes era un mundo lleno de promesas, ahora era un campo de sombras. Los que sobrevivimos vagamos por lo que quedaba, aferrándonos a fragmentos de esperanza, buscando un refugio en medio del desastre. Los recuerdos de lo que una vez fuimos nos persiguen, ecos de un tiempo donde éramos los amos de nuestro destino. Ahora, somos meros espectadores de un mundo que se transforma en algo ajeno.</p><p>En nuestra soledad y miedo, una pregunta nos consume: ¿qué somos sin el dominio del mundo? ¿Qué significa ser humano en un planeta donde la humanidad ya no es la especie dominante? Entre las ruinas de nuestra civilización, nos encontramos no solo luchando por sobrevivir, sino también buscando un propósito en medio del abismo.</p><p>El mundo era nuestro. Y ahora, solo nos queda intentar entender cómo reconstruir lo que hemos perdido o aceptar que tal vez nunca volverá a ser nuestro.</p>...1230008577597_mario ignacio vejares valenzuelalibro_electonico_1230008577597_1230008577597mario vejaresEspañolMéxicohttps://getbook.kobo.com/koboid-prod-public/d5c04f0b-7107-41ca-8a19-3a0840d604ef-epub-036f09b0-12da-4db9-b6f3-bc500a6aa7b7.epub2024-11-27T00:00:00+00:00mario ignacio vejares valenzuela