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926846Cartas desde mi celdahttps://www.gandhi.com.mx/cartas-desde-mi-celda-6/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/865145/9080ae89-ee73-4a4d-9869-2b80b2abd2d9.jpg?v=6383365351231000004343MXNguido montelupoInStock/Ebooks/<p>GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870), hijo de pintor, José Domínguez, que fue quien adoptó el primero el seudónimo Bécquer, apellido real de unos antepasados suyos. Huérfano de padre y madre en su más temprana edad, estudió, junto con su hermano Valeriano, pintura en el taller de su tío Joaquín y en la biblioteca de su madrina, doña Manuela Monnehay, leyó las obras de Chateaubriand, Balzac, Byron, Espronceda y Víctor Hugo. Con 18 años marcha a Madrid empujado por la convicción de su inexorable triunfo en literatura. Sin embargo allí no le aguardaba más que el hambre, la pobreza y la enfermedad, malviviendo esencialmente del periodismo: ingresó en El porvenir, pero jamás le pagaron lo prometido, colaboró en La época y fue redactor en El Contemporáneo. Su suerte cambió algo cuando el ministro González Bravo lo toma bajo su protección y lo nombra censor de novelas. Tras la revolución del 68, se traslada a París y, a su vuelta, se establece con su hermano Valeriano en Toledo. Regresó a Madrid en 1870, en cuyo mes de septiembre muere Valeriano y en diciembre le seguirá el propio escritor, cuando aún no contaba 35 años. Ningún otro poeta ha tocado con tanto acierto y fineza la cuerda de la sensibilidad, dejándola vibrar largo tiempo en un ámbito impregnado por una magia verbal exclusiva. Sus textos poseen la delicadeza y la precisión de un dibujo.</p><p>Cartas desde mi celda (1864). Escritas en el monasterio de Veruela, fueron publicadas en El contemporáneo, entre mayo y octubre de ese año. Se trata de un conjunto de nueve cartas dirigidas a la redacción y a los lectores de dicho periódico, en el que Bécquer rememora sus días madrileños, así como el ambiente literario y periodístico que lo había rodeado, en contraste con la realidad presente, la paz del valle de Veruela, que le inspira una melancólica mirada retrospectiva y una resignación mansa y callada: Mi alma está ya tan serena como el agua inmóvil y profunda.</p>...921294Cartas desde mi celda4343https://www.gandhi.com.mx/cartas-desde-mi-celda-6/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/865145/9080ae89-ee73-4a4d-9869-2b80b2abd2d9.jpg?v=638336535123100000InStockMXN99999DIEbook20151230000449397_W3siaWQiOiI0NGUxNmRlMS1lMDU1LTRjNGYtYTI0NC0yYjRmNWIyODUwNjMiLCJsaXN0UHJpY2UiOjQxLCJkaXNjb3VudCI6MCwic2VsbGluZ1ByaWNlIjo0MSwiaW5jbHVkZXNUYXgiOnRydWUsInByaWNlVHlwZSI6IklwcCIsImN1cnJlbmN5IjoiTVhOIiwiZnJvbSI6IjIwMjQtMTEtMjBUMTc6MDA6MDBaIiwidG8iOiIyMDI0LTExLTMwVDIzOjU5OjU5WiIsInJlZ2lvbiI6Ik1YIiwiaXNQcmVvcmRlciI6ZmFsc2V9LHsiaWQiOiI3NDZmNDMwZC1lZTgxLTRlZDMtOTEwYi1jYWVlZTRiZDI0ZjgiLCJsaXN0UHJpY2UiOjQzLCJkaXNjb3VudCI6MCwic2VsbGluZ1ByaWNlIjo0MywiaW5jbHVkZXNUYXgiOnRydWUsInByaWNlVHlwZSI6IklwcCIsImN1cnJlbmN5IjoiTVhOIiwiZnJvbSI6IjIwMjQtMTItMDFUMDA6MDA6MDBaIiwicmVnaW9uIjoiTVgiLCJpc1ByZW9yZGVyIjpmYWxzZX1d1230000449397_<p>GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870), hijo de pintor, José Domínguez, que fue quien adoptó el primero el seudónimo Bécquer, apellido real de unos antepasados suyos. Huérfano de padre y madre en su más temprana edad, estudió, junto con su hermano Valeriano, pintura en el taller de su tío Joaquín y en la biblioteca de su madrina, doña Manuela Monnehay, leyó las obras de Chateaubriand, Balzac, Byron, Espronceda y Víctor Hugo. Con 18 años marcha a Madrid empujado por la convicción de su inexorable triunfo en literatura. Sin embargo allí no le aguardaba más que el hambre, la pobreza y la enfermedad, malviviendo esencialmente del periodismo: ingresó en El porvenir, pero jamás le pagaron lo prometido, colaboró en La época y fue redactor en El Contemporáneo. Su suerte cambió algo cuando el ministro González Bravo lo toma bajo su protección y lo nombra censor de novelas. Tras la revolución del 68, se traslada a París y, a su vuelta, se establece con su hermano Valeriano en Toledo. Regresó a Madrid en 1870, en cuyo mes de septiembre muere Valeriano y en diciembre le seguirá el propio escritor, cuando aún no contaba 35 años. Ningún otro poeta ha tocado con tanto acierto y fineza la cuerda de la sensibilidad, dejándola vibrar largo tiempo en un ámbito impregnado por una magia verbal exclusiva. Sus textos poseen la delicadeza y la precisión de un dibujo.</p> <p>Cartas desde mi celda (1864). Escritas en el monasterio de Veruela, fueron publicadas en El contemporáneo, entre mayo y octubre de ese año. Se trata de un conjunto de nueve cartas dirigidas a la redacción y a los lectores de dicho periódico, en el que Bécquer rememora sus días madrileños, así como el ambiente literario y periodístico que lo había rodeado, en contraste con la realidad presente, la paz del valle de Veruela, que le inspira una melancólica mirada retrospectiva y una resignación mansa y callada: Mi alma está ya tan serena como el agua inmóvil y profunda.</p>...1230000449397_guido montelupolibro_electonico_30324faa-2372-3891-ae6f-79ee915affa4_1230000449397;1230000449397_1230000449397GUSTAVO ADOLFOEspañolMéxicohttps://getbook.kobo.com/koboid-prod-public/24b5ef95-fba4-4c53-903d-e0979d84c71a-epub-4adcb436-8f34-46ee-b6a7-b536dc34341c.epub2015-05-24T00:00:00+00:00guido montelupo