product
1845477El culo Hannelack, o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar mi trasero.https://www.gandhi.com.mx/el-culo-hannelack-o-como-aprendi-a-dejar-de-preocuparme-y-amar-mi-trasero-1/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/891898/93d124b8-ba6f-4376-95d0-db245653e4a7.jpg?v=6383366461323300005858MXNLori SchaferInStock/Ebooks/<p>Un fin de semana, unos pocos meses después del glorioso despertar de mi trasero, John y yo fuimos en un viaje por carretera. Me incliné a ambos lados y levanté mi falda hasta mis caderas para que pudiera descansar su mano en mi culo mientras conducía. El sol entraba a través del techo corredizo abierto y mi trasero se sentía cálido a pesar de su casi desnudez. ¡Cómo disfrutaba de esa sensación ahora!</p><p>De repente, el claxon de un tráiler sonó.</p><p>¡Oye!, oí a un hombre gritar. ¡Eh, gran carga!</p><p>Hace un año, me habría mortificado. Ya no.</p><p>Voltee a mirar. Un semirremolque viajaba junto a nosotros. El copiloto me miraba el culo desnudo. El conductor se inclinaba, tratando de alcanzar a ver.</p><p>¿Les gusta lo que ven, chicos?, grité, moví mi cuerpo en el asiento para que mis nalgas se sacudieran.</p><p>¡OOOOH-EEEEH! ¡Agita ese culo, mami! </p><p>En ese momento, algo se apoderó de mí. Era como si la bestia que por tanto tiempo había sido enjaulada en mi trasero, finalmente, se había liberado. Quería salir. Completamente.</p><p>Desabroché el cinturón de seguridad y salté a mi asiento. Me deslicé con esfuerzo a través del techo abierto, todo y culo. Me bajé la ropa interior, levanté mi falda, y me mostré al mundo. Hasta la última pulgada que se sacudía en mí.</p><p>¡Miren mi culo!, grité, golpeándolo duro con la palma. ¡Miren mi culo!</p><p>Rebotaba, saltando arriba y abajo en el mismo lugar, y mi culo, tan inmenso como era, también rebotaba; su gordura aterrizaba en el techo caliente del auto para luego regresar hasta la cintura con alegre ritmo, mientras lo señalaba y reía.</p><p>¡Miren mi culo!</p><p>La vida de una joven mujer cambia para siempre cuando descubre lo que todos a su alrededor han sabido desde el principio: que un famoso rasgo familiar ha vuelto a aparecer en un lugar muy lamentable su propio trasero. Sigue su camino desde la vergüenza, a la aceptación, hasta la desenfrenada alegría, a medida que aprende a apreciar las maravillas de ir por la vida con el culo Hannelack.</p>1813071El culo Hannelack, o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar mi trasero.5858https://www.gandhi.com.mx/el-culo-hannelack-o-como-aprendi-a-dejar-de-preocuparme-y-amar-mi-trasero-1/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/891898/93d124b8-ba6f-4376-95d0-db245653e4a7.jpg?v=638336646132330000InStockMXN99999DIEbook20189781507156148_W3siaWQiOiIzMWQzYTllMC01MmVjLTQwYzktYmZlMS03NjZjMjUzMDY2NjciLCJsaXN0UHJpY2UiOjYwLCJkaXNjb3VudCI6MCwic2VsbGluZ1ByaWNlIjo2MCwiaW5jbHVkZXNUYXgiOnRydWUsInByaWNlVHlwZSI6IklwcCIsImN1cnJlbmN5IjoiTVhOIiwiZnJvbSI6IjIwMjItMDgtMjZUMDI6MDA6MDBaIiwicmVnaW9uIjoiTVgiLCJpc1ByZW9yZGVyIjpmYWxzZX1d9781507156148_<p>Un fin de semana, unos pocos meses después del glorioso despertar de mi trasero, John y yo fuimos en un viaje por carretera. Me incliné a ambos lados y levanté mi falda hasta mis caderas para que pudiera descansar su mano en mi culo mientras conducía. El sol entraba a través del techo corredizo abierto y mi trasero se sentía cálido a pesar de su casi desnudez. ¡Cómo disfrutaba de esa sensación ahora!</p><p>De repente, el claxon de un tráiler sonó.</p><p>¡Oye!, oí a un hombre gritar. ¡Eh, gran carga!</p><p>Hace un año, me habría mortificado. Ya no.</p><p>Voltee a mirar. Un semirremolque viajaba junto a nosotros. El copiloto me miraba el culo desnudo. El conductor se inclinaba, tratando de alcanzar a ver.</p><p>¿Les gusta lo que ven, chicos?, grité, moví mi cuerpo en el asiento para que mis nalgas se sacudieran.</p><p>¡OOOOH-EEEEH! ¡Agita ese culo, mami! </p><p>En ese momento, algo se apoderó de mí. Era como si la bestia que por tanto tiempo había sido enjaulada en mi trasero, finalmente, se había liberado. Quería salir. Completamente.</p><p>Desabroché el cinturón de seguridad y salté a mi asiento. Me deslicé con esfuerzo a través del techo abierto, todo y culo. Me bajé la ropa interior, levanté mi falda, y me mostré al mundo. Hasta la última pulgada que se sacudía en mí.</p><p>¡Miren mi culo!, grité, golpeándolo duro con la palma. ¡Miren mi culo!</p><p>Rebotaba, saltando arriba y abajo en el mismo lugar, y mi culo, tan inmenso como era, también rebotaba; su gordura aterrizaba en el techo caliente del auto para luego regresar hasta la cintura con alegre ritmo, mientras lo señalaba y reía.</p><p>¡Miren mi culo!</p><p>La vida de una joven mujer cambia para siempre cuando descubre lo que todos a su alrededor han sabido desde el principio: que un famoso rasgo familiar ha vuelto a aparecer en un lugar muy lamentable su propio trasero. Sigue su camino desde la vergüenza, a la aceptación, hasta la desenfrenada alegría, a medida que aprende a apreciar las maravillas de ir por la vida con el culo Hannelack.</p>9781507156148_Lori Schafer1dda86fd-a659-3520-8301-369e92735e52_9781507156148;9781507156148_9781507156148Lori SchaferEspañolMéxicohttps://getbook.kobo.com/koboid-prod-public/draft2digital_ipp-epub-fe17505e-869d-4d1c-9bb7-1ca29422b883.epub2018-06-09T00:00:00+00:00Lori Schafer