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2048003Mis Putas y Yo.https://www.gandhi.com.mx/mis-putas-y-yo/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/1343528/e9889bfc-86b1-43c7-bf7e-a4cf050d4a88.jpg?v=6383379126267700002121MXNAnarquistas del InfinitoInStock/Ebooks/2005741Mis Putas y Yo.2121https://www.gandhi.com.mx/mis-putas-y-yo/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/1343528/e9889bfc-86b1-43c7-bf7e-a4cf050d4a88.jpg?v=638337912626770000InStockMXN99999DIEbook20121230000037553_W3siaWQiOiJkYWFmMzJkMS1kMTcxLTQxNmUtYTQ5Mi04OTA4YzU4MTc1ZTUiLCJsaXN0UHJpY2UiOjIyLCJkaXNjb3VudCI6MCwic2VsbGluZ1ByaWNlIjoyMiwiaW5jbHVkZXNUYXgiOnRydWUsInByaWNlVHlwZSI6IklwcCIsImN1cnJlbmN5IjoiTVhOIiwiZnJvbSI6IjIwMjItMDctMTFUMDA6MDA6MDBaIiwicmVnaW9uIjoiTVgiLCJpc1ByZW9yZGVyIjpmYWxzZX1d1230000037553_<p>La historia de un hombre perdido. De un corazón roto...</p><p>Huelga decir, que ellas no fueron putas.<br />Y que yo sí, probablemente, fuese un cabrón....</p><p>Un viaje de descubrimiento. Un cambio interior. Una nueva visión nihilista de la vida. Juventud, sexo, drogas, rock & roll.</p><p>La realidad se desvaneció de nuevo engullida por la atmósfera bucólico-surreal que ella y yo habíamos creado y le bajé los pantalones y las bragas de un tirón hasta los tobillos. El castaño vello púbico se mostraba a mis ojos como un denso bosque fantástico poblado por dragones, damiselas, castillos y castellanos, caballeros. Hundí mi cara en él.<br />Los sentidos abotagados por esencias naturales y maravillosas secretadas por rincones inexplorados de la mente no se apercibieron de ese olor a hembra con unas gotas de cerveza, whisky, tequila, y dios sabe qué más hacía poco expulsadas por la uretra y recogidas como gotas de rocío en una mañana fresca de mayo por las hojas bondadosas y agradecidas que eran los pelos de su coño.<br />Froté mi rostro contra ellos, entre ellos, pasé mi lengua, mi boca entera, mordí y chupé, metí ambas manos, por delante, por detrás, poseído por el frenesí, alentado por sus gemidos y gorgoteos irreprimibles, y ella se lanzó desde la taza hacia mí, abrazándome, y me tiró de espaldas golpeando mi cabeza la puerta que casi se rompe y casi me la abro y cae encima de mí, machacándome una rodilla con su pie de mármol nacarado, pero como soy yo y estoy allí no siento ningún dolor, y ella se tira a mi cuello y me lo muerde, y yo me zafo y muerdo el suyo y acaricio los labios superiores de su vulva y posteriormente introduzco dos dedos en su vagina y ella se corre en mi mano y yo me llevo ésta a la boca y me pongo a lamerla y ella también la lame, y nos lamemos los dos las caras, nos comemos las bocas, ella me babea entero, me incorporo como buenamente puedo, me bajo los pantalones y mi pene sale disparado. Me siento en la taza y la siento encima. Costó un poco. Ya. Comienza a balancearse y yo le digo que no, que suba y baje, pero no escucha, está como poseída, y cualquiera diría que está en la grupa de un toro salvaje de rodeo, aferrada a mi cuello y bamboleándose como si en ello le fuese la vida hasta que el trajinar se acelera por unos instantes y luego se detiene lentamente tras otro orgasmo que deja mi pene muy lubricado y pringoso, pues era una chica repleta de fluidos y yo aprovecho y la saco y la abrazo y nos besamos y no tenía saliva en la boca, sino -como dirían algunos en mi pueblo- pringue, y nos incorporamos sin dejar los besos ni los abrazos, tratando muy sutilmente de colocarla de espaldas a mí lo cual apenas me cuesta trabajo. Entonces la cojo por detrás y muy amorosamente la vuelvo a poseer y ella da un respingo y se dobla apoyando sus brazos en la taza cuando empiezo a mover el culo y a decirle lo mucho que la amo aun teniendo en cuenta las circunstancias que impiden obrar con serenidad y medir las palabras y sigo meneando el culo y abrazándome a ella con todo mi cuerpo. Y cuando dejo de abrazarla pero no de mover el culo me fijo en el ojo del suyo que me parece gracioso y me parece que también se mueve, así que cojo y meto el dedo medio de mi mano diestra se lo meto en la boca para que lo chupe un rato y cuando creo que ya es suficiente lo introduzco de golpe en su ano y ella chilla, y chilla, y yo moviendo el culo y meneando el dedo, y ella chillando, chillando</p>1230000037553_Anarquistas del Infinito4ae90232-ff62-4a95-be72-56d7d3263317_1230000037553;1230000037553_1230000037553Francisco BelmonteEspañolMéxicohttps://getbook.kobo.com/koboid-prod-public/385904a9-bf1c-4b33-92e4-9e4b0e149a88-epub-10a95f32-4cb0-4ca0-be73-fea40367c377.epub2012-12-08T00:00:00+00:00Anarquistas del Infinito