product
381044Quién como Dioshttps://www.gandhi.com.mx/quien-como-dios-2/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/1800598/71780161-2938-4876-9998-867c1b819a7f.jpg?v=638494225848400000238238MXNTusquets editoresInStock/Libros/<p>Ser mujer en el siglo XIX en México, mitad juarista, mitad porfiriano, no fue empresa fácil. Aún no existía el cinematógrafo para soñar con los besos del celuloide, y las jóvenes casaderas de la sociedad criolla recién emancipada no tenían más remedio que bordar y rezar. Peor era pensar: una mujer que piensa puede caer en el pecado fácilmente, y así se introduce el demonio.</p><p>Pero Soledad Ugarte nunca dejó de pensar. Y aunque se llenó de hijos y aprendió a reprimir sus deseos en su armario interior, se atrevió a descorrer uno a uno los velos del misterio: descubrió que el mundo fue hecho para los hombres, que los hijos no nacen del ombligo, que el placer de la carne no es pecado y que detrás de las apariencias y las buenas costumbres se pueden llegar a esconder las peores mentiras familiares. </p><p>Descubrir esto le costó a Soledad Ugarte una vida.</p><p> </p>374186Quién como Dios238238https://www.gandhi.com.mx/quien-como-dios-2/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/1800598/71780161-2938-4876-9998-867c1b819a7f.jpg?v=638494225848400000InStockMXN1FITapa blanda1a Edición20219786070776892_<p>Ser mujer en el siglo XIX en México, mitad juarista, mitad porfiriano, no fue empresa fácil. Aún no existía el cinematógrafo para soñar con los besos del celuloide, y las jóvenes casaderas de la sociedad criolla recién emancipada no tenían más remedio que bordar y rezar. Peor era pensar: una mujer que piensa puede caer en el pecado fácilmente, y así se introduce el demonio.</p><p>Pero Soledad Ugarte nunca dejó de pensar. Y aunque se llenó de hijos y aprendió a reprimir sus deseos en su armario interior, se atrevió a descorrer uno a uno los velos del misterio: descubrió que el mundo fue hecho para los hombres, que los hijos no nacen del ombligo, que el placer de la carne no es pecado y que detrás de las apariencias y las buenas costumbres se pueden llegar a esconder las peores mentiras familiares. </p><p>Descubrir esto le costó a Soledad Ugarte una vida.</p><p> </p>9786070776892_Tusquets editores9786070776892_9786070776892125.0000x190.0000x25.0000Eladia GonzálezEspañolMéxico2021-06-15T00:00:00+00:00440125.0000190.0000300.000025.0000Tusquets editores