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585027Camino sin retornohttps://www.gandhi.com.mx/saga-de-geralt-de-rivia-9-camino-sin-retorno/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/1857192/0d95d488-74b1-49ed-a560-3a5923d47172.jpg?v=638429302795630000https://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/6238954/9788498891362.jpg?v=638609155861500000https://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/6500536/9788498891362.jpg?v=638627835651730000https://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/6570946/9788498891362.jpg?v=638640161508070000410410MXNArtifexInStock/Libros/Literatura y novelas//Libros/<table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="231" style="width: 173pt;"><tbody><tr height="21" style="height:15.6pt"> <td height="21" class="xl86" width="231" style="height:15.6pt;width:173pt">"Lo recuerdo", pensó Geralt, lo recuerdo. Sí, allí, en las escaleras resbaladizas por la sangre del castillo de Rhys-Run, donde lucharon hombro con hombro, él y ella, el Lobo y la Gata, dos máquinas de dar muerte, inhumanas en su rapidez y crueldad porque los habían arrastrado hasta el final, enloquecidos, apoyados contra la pared. Sí, entonces los nilfgaardianos retrocedieron, llenos de miedo, ante el brillo y el silbido de sus hojas, y ellos fueron bajando despacio, hacia abajo por las escaleras del castillo de Rhys-Run, húmedas de sangre. Bajaron apoyados el uno en el otro, unidos, y delante de ellos caminaba la muerte, la muerte en forma de dos blancas hojas de espada. El frío y tranquilo Lobo y la loca Gata. El brillo de las hojas, el grito, la sangre, la muerte... Sí, entonces... Entonces... Ciri volvió a echarse los cabellos hacia atrás y entre sus mechones cenicientos brilló la nívea blancura de la ancha banda de su sien.<br> <br> <br> </td></tr></tbody></table>581023Camino sin retorno410410https://www.gandhi.com.mx/saga-de-geralt-de-rivia-9-camino-sin-retorno/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/1857192/0d95d488-74b1-49ed-a560-3a5923d47172.jpg?v=638429302795630000https://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/6238954/9788498891362.jpg?v=638609155861500000https://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/6500536/9788498891362.jpg?v=638627835651730000https://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/6570946/9788498891362.jpg?v=638640161508070000InStockMXN1FITapa blanda4ta Edición20219788498891362_<table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" width="231" style="width: 173pt;"><tbody><tr height="21" style="height:15.6pt"> <td height="21" class="xl86" width="231" style="height:15.6pt;width:173pt">"Lo recuerdo", pensó Geralt, lo recuerdo. Sí, allí, en las escaleras resbaladizas por la sangre del castillo de Rhys-Run, donde lucharon hombro con hombro, él y ella, el Lobo y la Gata, dos máquinas de dar muerte, inhumanas en su rapidez y crueldad porque los habían arrastrado hasta el final, enloquecidos, apoyados contra la pared. Sí, entonces los nilfgaardianos retrocedieron, llenos de miedo, ante el brillo y el silbido de sus hojas, y ellos fueron bajando despacio, hacia abajo por las escaleras del castillo de Rhys-Run, húmedas de sangre. Bajaron apoyados el uno en el otro, unidos, y delante de ellos caminaba la muerte, la muerte en forma de dos blancas hojas de espada. El frío y tranquilo Lobo y la loca Gata. El brillo de las hojas, el grito, la sangre, la muerte... Sí, entonces... Entonces... Ciri volvió a echarse los cabellos hacia atrás y entre sus mechones cenicientos brilló la nívea blancura de la ancha banda de su sien.<br> <br> <br> </td></tr></tbody></table>9788498891362_Artifex9788498891362_9788498891362156.0000x231.0000x22.0000Andrzej SapkowskiEspañolEspaña2021-10-01T00:00:00+00:00240156.0000231.0000370.000022.0000Artifex