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«[…] Al gran creador, la causa sin causa, anterior a toda manifestación, lo llamaron Wiraqocha y lo relacionaron intuitivamente con la luz. Recién ahora, la física cuántica revela el misterio de la luz respecto a su doble naturaleza
—onda o partícula— y responde que tiene ambas. El entendimiento del ser humano se pone a la altura de poder imaginar un creador que posea una doble naturaleza: masculina-femenina, absoluta-relativa, manifiesta-inmanifiesta».

«[…] En estos tiempos, no podemos hablar de religión sin hablar de ecología. Estamos pagando las consecuencias de dejarnos engañar por quienes divorciaron el espíritu de la materia. Elevaron el espíritu y condenaron la materia. Ahora, toca volver a poner las cosas en su lugar. El espíritu y la materia juntos en Tiempo y Espacio, aquí y ahora».

«[…] El ayahuasca es indefinible e impredecible, te muestra el camino de ida y el de vuelta, el camino de la tierra al cielo y el del cielo a la tierra, lo que está abajo lo pone arriba, lo que crees que es adentro lo vuelve afuera, lo que piensas que es importante lo desestima y aquello por lo que no das nada, lo vuelve sagrado. Te puede romper la razón cincuenta veces en una noche, te puede curar, te puede enseñar o te puede ignorar. Puede mostrarte todas las verdades del universo o todas las mentiras, puede contarte historias falsas o verdaderas, te puede arrullar como a un bebé o llevarte al pánico, a la locura, luego al amor y, de la confusión total, a la claridad.
Entonces, la pregunta obvia es: si es así, ¿para qué tomar esta medicina?».

Tawantinsuyo 5.0

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