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3490592Tres amigashttps://www.gandhi.com.mx/tres-amigas-1230003813553/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/2972813/7eaa32e6-8e4d-40f3-9d54-485efa2228d0.jpg?v=6383847056602700002121MXNMedia fanegaInStock/Ebooks/3426528Tres amigas2121https://www.gandhi.com.mx/tres-amigas-1230003813553/phttps://gandhi.vtexassets.com/arquivos/ids/2972813/7eaa32e6-8e4d-40f3-9d54-485efa2228d0.jpg?v=638384705660270000InStockMXN99999DIEbook20201230003813553_W3siaWQiOiIwOTc1YjM0MC1hZWM5LTQxM2ItOTI3Mi1hY2FlYjA1ZTBhYmIiLCJsaXN0UHJpY2UiOjIxLCJkaXNjb3VudCI6MCwic2VsbGluZ1ByaWNlIjoyMSwiaW5jbHVkZXNUYXgiOnRydWUsInByaWNlVHlwZSI6IklwcCIsImN1cnJlbmN5IjoiTVhOIiwiZnJvbSI6IjIwMjUtMDYtMDVUMjA6MDA6MDBaIiwidG8iOiIyMDI1LTA2LTMwVDIzOjU5OjU5WiIsInJlZ2lvbiI6Ik1YIiwiaXNQcmVvcmRlciI6ZmFsc2V9LHsiaWQiOiIzOWFkZDUyOC0yZDc1LTQwZjAtYWQ4ZS0zNDljYmQ0YWNlYTgiLCJsaXN0UHJpY2UiOjIxLCJkaXNjb3VudCI6MCwic2VsbGluZ1ByaWNlIjoyMSwiaW5jbHVkZXNUYXgiOnRydWUsInByaWNlVHlwZSI6IklwcCIsImN1cnJlbmN5IjoiTVhOIiwiZnJvbSI6IjIwMjUtMDctMDFUMDA6MDA6MDBaIiwicmVnaW9uIjoiTVgiLCJpc1ByZW9yZGVyIjpmYWxzZX1d1230003813553_<p>Del prólogo de Luis Alfonso a esta novela:<br />Si la señorita Julia de Asensi aceptara en vez de prólogo, una lisa opinión llanamente expresada, le diría:</p><p>He leído seguidamente y sin soltarla de la mano la novela de usted y me ha parecido corta.</p><p>Pero la señorita Julia de Asensi ha caído en el error de que esta novela necesita prólogo, imaginando sin duda que en su calidad de señorita ha menester, para entrar en un libro, como para entrar en un salón, del brazo de un caballero.</p><p>Y aun así yerra. Al llegar a una puerta (como si dijéramos a una portada) el caballero cede el paso a la señora. Así debiera suceder en este caso, y la autora, siguiendo mi consejo, imprimir el prólogo al final del libro.</p><p>Porque es lo cierto que si el lector conociera de antemano TRES AMIGAS, saltaría cualquier prefacio de pluma ajena, y entraría de lleno en el librocomo los viajeros en las galerías de pinturas, pasan sin detenerse por el vestíbulo y sus cuadros decorativos, para lanzarse ávidos a contemplar las obras de los grandes maestros.</p><p>La obra (modesta en sus dimensiones y propósitos) de la señorita de Asensi no reclama ni paje que la anuncie, ni rodrigón que la acompañe, ni escudero que la defienda. Puede, a pesar de su juventud y de sus encantos, andar sola. Un prólogo en ella es, por lo tanto, ocioso.</p><p>Mas he aquí que al propio tiempo que lo condeno, lo escribo; llenando algunas páginas para demostrar que son inútiles trabajo al que con sobrada frecuencia nos entregamos los españoles. Forzoso será, pues, ya que a ello me he obligado, decir alguna cosa de la novela en esas páginas, confiando en que, contra lo que se acostumbra, el libro amparará al prólogo y el buque salvará al pabellón,</p><p>TRES AMIGAS es, a mi juicio, más que novela, una narración bien escrita, mejor pensada y mucho mejor sentida. Adviértese en ella claramente un estudio de mujer, por mujer y para mujer. No es trascendental ni nuevo su pensamiento; no es sorprendente ni extraordinario su desarrollo; no es elevado, florido, ni correctísimo su lenguaje. En estilo sencillo, casi familiar como cuadra en rigor, a la forma epistolar de la novela relátanse tres historias, o mejor, tres episodios, que con carecer de ricos adornos de primorosa filigrana, agradar., interesan y, lo que vale más, conmueven.</p><p>Sin que falten rasgos agudos y escenas dramáticas, la delicadeza y la ternura resaltan en el libro a cada paso, protegiendo y hermoseando sus páginas como esas plantas, siempre lozanas y frondosas, que inclinándose sobre un arroyuelo sombrean y acarician su curso fresco, bullidor y limpio.</p><p>No es tan difícil empresa para un escritor avezado un tanto a las lides de la pluma, suspender el ánimo del lector o del espectador en el libro o en la escena; lo os sí, mucho más, agitar suavemente su corazón, apresurar, sin atormentarlo, sus latidos, y lograr que desde sus ocultas fuentes, afluyan melancólicas, pero no amargas lágrimas a los ojos.</p><p>Y este triunfo, aunque tácito y recatado, más bello que otros triunfos ruidosos, ha conseguido la autora de TRES AMIGAS. La narración, lo repito, agrada, interesa y conmueve. Si así sucede, es, ante todo, porque Julia de Asensi escribe verdad, asiento principal de lo bello. Los episodios que tejen su literaria labor están directamente arrancados de la naturaleza, y al propio tiempo, sin ostentaciones dogmáticas ni filosóficos alardes, enciérrase honda lección en su conjunto.</p><p>El reposo del hogar, el reposo del claustro, el reposo de la tumba, bríndanse a la mujer, lo mismo en la ficción de la novela que en la realidad de la vida. No ha creado la señorita de Asensi tres imágenes ni tres estatuas, sino tres figuras de carne y hueso, que alientan y viven, y cuyo diverso destino las empuja a terminar su carrera en uno de los tres citados asilos. Con penetración exquisita la autora demuestra, no por medio de argumentaciones sino de hechos, que lo que es, debe ser; que dados los antecedentes de las heroínas, su ruta, propicia o adversa, es lógica, y que la mano que las conduce no pertenece a la ciega fatalidad, si no a la sabia Providencia.</p><p>En elegante colegio, como en blando nido, desenvuelven sus fuerzas tres niñastres aves. Dos, remontan el vuelo; la otra no abandona el nido. La primera entona, durante el trascurso de la novela, el canto ligero, risueño y dulce, propio del ave que posa en los bien cuidados árboles de lindo y fértil huerto. La segunda exhala dolientes gemidos, amargas quejas, al no hallar otro refugio que las desnudas ramas de tronco inculto sobre árido terreno. La tercera no agita, si no plega sus alas; acójese a lo más recóndito del nido y produce allí armonías quedas y suavísimas, que apiñas se escuchan en la tierra, pero cuyas resonancias suben a los cielos.</p><p>Esto y no otra cosa es la novela TRES AMIGAS, reflejo en muchas de sus partes del espíritu escogido y delicado de su autora. La señorita de Asensi al ser escritora no ha dejado de ser mujer, lo cual no es tan común ni tan fácil como parece.</p><p>Créesey créenlo algunas interesadas, que es lo peor, que no es posible a un tiempo hacer versos y hacer calceta: imaginar libros y coser trajes; atender a las tareas literarias y a las faenas caseras. Y sin embargo, no hay incompatibilidad alguna entre unas y otras manifestaciones de la actividad. Julia de Asensi, entre otras, lo demuestra.</p><p>Dotada de singular facilidad para la poesía; ayudada por laboriosidad constante, escribe y escribe mucho; pero su cualidad más sobresaliente y mas rara, la modestia, reduce y merma el número de las composiciones destinadas a público. La novela que a este cuitado prólogo sigue es su primer libro. En mi concepto ha sido discretísima la elección.</p><p>Si apareciese anónimo, un lector sagaz exclamaría, después de haberlo leído: He aquí la obra de un escritor sensible, bueno e inteligente; pero de inteligencia, de bondad y de sensibilidad esencialmente femeninas.</p><p>Posible es que la crítica trate con rigor o quizá con desdén a una obra que viste las sencillísimas ropas de colegiala. Pero la novela en cuestión no se ha escrito para la crítica, como las amapolas de los trigos no han nacido para las estufas de los palacios, Y sin embargo, al coger las amapolas se cogen las mieses de donde nace el pan.</p><p>A los críticos, pues, que ataquen o desdeñen TRES AMIGAS obra, insisto en ello, de mujer, por mujer y para mujer podrá responder la señorita de Asensi con la frase, humilde quizá, pero muy gráfica, de nuestro compatriota el satírico Marcial: Prefiero que los manjares de mi mesa gusten a los convidados que a los cocineros.</p><p>Los manjares literarios de Julia de Asensi, si me es lícito insistir en el símil, no se hacen sabrosos con especias fuertes, ni condimentos picantes, ni siquiera con salsas o aderezos sabios. Son viandas propias de la mesa de una mujer, mejor dicho, de una señorita.</p><p>No espere el lector más; tampoco menos. Perdone al prologista como a un maestresala torpe en presentar el plato, y nutra su alma con un escrito ligero, sano y agradablecomo el blanco y sabroso pan que producen aquellas mieses entre las cuales crecen esbeltas y gentiles amapolas.</p>(*_*)1230003813553_<p>Del prólogo de Luis Alfonso a esta novela:<br />Si la señorita Julia de Asensi aceptara en vez de prólogo, una lisa opinión llanamente expresada, le diría:</p><p>He leído seguidamente y sin soltarla de la mano la novela de usted y me ha parecido corta.</p><p>Pero la señorita Julia de Asensi ha caído en el error de que esta novela necesita prólogo, imaginando sin duda que en su calidad de señorita ha menester, para entrar en un libro, como para entrar en un salón, del brazo de un caballero.</p><p>Y aun así yerra. Al llegar a una puerta (como si dijéramos a una portada) el caballero cede el paso a la señora. Así debiera suceder en este caso, y la autora, siguiendo mi consejo, imprimir el prólogo al final del libro.</p><p>Porque es lo cierto que si el lector conociera de antemano TRES AMIGAS, saltaría cualquier prefacio de pluma ajena, y entraría de lleno en el librocomo los viajeros en las galerías de pinturas, pasan sin detenerse por el vestíbulo y sus cuadros decorativos, para lanzarse ávidos a contemplar las obras de los grandes maestros.</p><p>La obra (modesta en sus dimensiones y propósitos) de la señorita de Asensi no reclama ni paje que la anuncie, ni rodrigón que la acompañe, ni escudero que la defienda. Puede, a pesar de su juventud y de sus encantos, andar sola. Un prólogo en ella es, por lo tanto, ocioso.</p><p>Mas he aquí que al propio tiempo que lo condeno, lo escribo; llenando algunas páginas para demostrar que son inútiles trabajo al que con sobrada frecuencia nos entregamos los españoles. Forzoso será, pues, ya que a ello me he obligado, decir alguna cosa de la novela en esas páginas, confiando en que, contra lo que se acostumbra, el libro amparará al prólogo y el buque salvará al pabellón,</p><p>TRES AMIGAS es, a mi juicio, más que novela, una narración bien escrita, mejor pensada y mucho mejor sentida. Adviértese en ella claramente un estudio de mujer, por mujer y para mujer. No es trascendental ni nuevo su pensamiento; no es sorprendente ni extraordinario su desarrollo; no es elevado, florido, ni correctísimo su lenguaje. En estilo sencillo, casi familiar como cuadra en rigor, a la forma epistolar de la novela relátanse tres historias, o mejor, tres episodios, que con carecer de ricos adornos de primorosa filigrana, agradar., interesan y, lo que vale más, conmueven.</p><p>Sin que falten rasgos agudos y escenas dramáticas, la delicadeza y la ternura resaltan en el libro a cada paso, protegiendo y hermoseando sus páginas como esas plantas, siempre lozanas y frondosas, que inclinándose sobre un arroyuelo sombrean y acarician su curso fresco, bullidor y limpio.</p><p>No es tan difícil empresa para un escritor avezado un tanto a las lides de la pluma, suspender el ánimo del lector o del espectador en el libro o en la escena; lo os sí, mucho más, agitar suavemente su corazón, apresurar, sin atormentarlo, sus latidos, y lograr que desde sus ocultas fuentes, afluyan melancólicas, pero no amargas lágrimas a los ojos.</p><p>Y este triunfo, aunque tácito y recatado, más bello que otros triunfos ruidosos, ha conseguido la autora de TRES AMIGAS. La narración, lo repito, agrada, interesa y conmueve. Si así sucede, es, ante todo, porque Julia de Asensi escribe verdad, asiento principal de lo bello. Los episodios que tejen su literaria labor están directamente arrancados de la naturaleza, y al propio tiempo, sin ostentaciones dogmáticas ni filosóficos alardes, enciérrase honda lección en su conjunto.</p><p>El reposo del hogar, el reposo del claustro, el reposo de la tumba, bríndanse a la mujer, lo mismo en la ficción de la novela que en la realidad de la vida. No ha creado la señorita de Asensi tres imágenes ni tres estatuas, sino tres figuras de carne y hueso, que alientan y viven, y cuyo diverso destino las empuja a terminar su carrera en uno de los tres citados asilos. Con penetración exquisita la autora demuestra, no por medio de argumentaciones sino de hechos, que lo que es, debe ser; que dados los antecedentes de las heroínas, su ruta, propicia o adversa, es lógica, y que la mano que las conduce no pertenece a la ciega fatalidad, si no a la sabia Providencia.</p><p>En elegante colegio, como en blando nido, desenvuelven sus fuerzas tres niñastres aves. Dos, remontan el vuelo; la otra no abandona el nido. La primera entona, durante el trascurso de la novela, el canto ligero, risueño y dulce, propio del ave que posa en los bien cuidados árboles de lindo y fértil huerto. La segunda exhala dolientes gemidos, amargas quejas, al no hallar otro refugio que las desnudas ramas de tronco inculto sobre árido terreno. La tercera no agita, si no plega sus alas; acójese a lo más recóndito del nido y produce allí armonías quedas y suavísimas, que apiñas se escuchan en la tierra, pero cuyas resonancias suben a los cielos.</p><p>Esto y no otra cosa es la novela TRES AMIGAS, reflejo en muchas de sus partes del espíritu escogido y delicado de su autora. La señorita de Asensi al ser escritora no ha dejado de ser mujer, lo cual no es tan común ni tan fácil como parece.</p><p>Créesey créenlo algunas interesadas, que es lo peor, que no es posible a un tiempo hacer versos y hacer calceta: imaginar libros y coser trajes; atender a las tareas literarias y a las faenas caseras. Y sin embargo, no hay incompatibilidad alguna entre unas y otras manifestaciones de la actividad. Julia de Asensi, entre otras, lo demuestra.</p><p>Dotada de singular facilidad para la poesía; ayudada por laboriosidad constante, escribe y escribe mucho; pero su cualidad más sobresaliente y mas rara, la modestia, reduce y merma el número de las composiciones destinadas a] público. La novela que a este cuitado prólogo sigue es su primer libro. En mi concepto ha sido discretísima la elección.</p><p>Si apareciese anónimo, un lector sagaz exclamaría, después de haberlo leído: He aquí la obra de un escritor sensible, bueno e inteligente; pero de inteligencia, de bondad y de sensibilidad esencialmente femeninas.</p><p>Posible es que la crítica trate con rigor o quizá con desdén a una obra que viste las sencillísimas ropas de colegiala. Pero la novela en cuestión no se ha escrito para la crítica, como las amapolas de los trigos no han nacido para las estufas de los palacios, Y sin embargo, al coger las amapolas se cogen las mieses de donde nace el pan.</p><p>A los críticos, pues, que ataquen o desdeñen TRES AMIGAS obra, insisto en ello, de mujer, por mujer y para mujer podrá responder la señorita de Asensi con la frase, humilde quizá, pero muy gráfica, de nuestro compatriota el satírico Marcial: Prefiero que los manjares de mi mesa gusten a los convidados que a los cocineros.</p><p>Los manjares literarios de Julia de Asensi, si me es lícito insistir en el símil, no se hacen sabrosos con especias fuertes, ni condimentos picantes, ni siquiera con salsas o aderezos sabios. Son viandas propias de la mesa de una mujer, mejor dicho, de una señorita.</p><p>No espere el lector más; tampoco menos. Perdone al prologista como a un maestresala torpe en presentar el plato, y nutra su alma con un escrito ligero, sano y agradablecomo el blanco y sabroso pan que producen aquellas mieses entre las cuales crecen esbeltas y gentiles amapolas.</p>...1230003813553_Media fanegalibro_electonico_f3dbee18-e5d4-37a1-b91d-90e4637e84d9_1230003813553;1230003813553_1230003813553Jacobo MartínEspañolMéxicohttps://getbook.kobo.com/koboid-prod-public/86735d00-163a-4dc0-87c4-f1f4c180551e-epub-cd2d66ac-b847-4553-ab85-22b6559c8910.epub2020-04-11T00:00:00+00:00Media fanega